Ana Julia contó «diferente» cada vez que narró la muerte de su hija
Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, relató «algo distinto» cada vez que contó cómo se produjo el accidente en el que perdió la vida su hija tras caer desde un séptimo piso, según un tío de la investigada.
Así consta en el sumario de la causa seguida por el asesinato del menor, consultado por Efe, en unos informes del Instituto Armado en los que este cuerpo da cuentas al Juzgado de Instrucción número 5 de Almería de las indagaciones sobre la vida de la investigada en Burgos, donde residió durante más de dos décadas.
En este caso, fue el marido de una tía de Ana Julia el que contactó directamente con el Instituto Armado tras la detención de la mujer para «hablar sobre episodios ocurridos en su vida que le habían llamado la atención».
Manifestó que el 6 o 7 de marzo de 1996 había recibido una llamada de Ana Julia en la que les comunicó que su hija pequeña, que acababa de traer de República Dominicana, se había caído por la ventana de un séptimo piso.
El hombre subrayó que entonces le resultó llamativa la «falta de empatía con lo sucedido» de Ana Julia, añadiendo que poco después ésta pasó tres o cuatro días en su casa de Lerma (Burgos).
«Varias veces contó lo ocurrido con su hija pero cada día contaba algo distinto. En una versión decía que la ventana estaba abierta, en otra decía que estaba cerrada…», relató este testigo, quien añadió que a él y su mujer les resultó «raro», pero que el juez dijo que «había sido un accidente y así se quedó».
También se refirió a las relaciones sentimentales de Ana Julia, apuntando que tras separarse de su marido, había iniciado una relación con un viudo que vivía en Burgos con sus hijos.
«Llevaban tres o cuatro años juntos y Ana Julia intentó casarse con él estando prácticamente en el lecho de muerte, en el hospital. Se lo impidió la familia», dijo, añadiendo que este hombre tenía cáncer y debía ingresar con frecuencia en un centro hospitalario.
No obstante, el tío de Ana Julia trasladó a la Benemérita que este hombre puso a nombre de ella el alquiler de un bar, una peña, en Burgos en la que la investigada trabajó casi dos años.
Apostilló que aproximadamente un mes antes de la muerte de este hombre, Ana Julia se operó para realizarse un aumento de pecho, intervención que costeó su pareja.
«Por esos días, también firmó (el hombre) un seguro de vida constando como única beneficiante Ana Julia», aseguró el tío de la investigada, quien concretó que ésta habría percibido «unos 25.000 euros» y fue denunciada por una hija de su pareja.
En este sentido, sostuvo que a los hijos del fallecido les quedó una «deuda a plazos de la operación de pecho» y que por esto denunciaron a la mujer, así como por «apropiarse de varias joyas» de su padre, si bien mantuvo que desconocía el resultado de las denuncias porque la relación con Ana Julia se rompió por esas fechas.
Precisó que este hombre también le había costeado la entrada a una casa en República Dominicana registrada únicamente a su nombre.
Defendió que el fallecido estaba «encaprichado con ella y le daba todo lo que Ana Julia le pedía» y aseguró que dejaron de hablar con ella porque «no les gustaba lo que había hecho», lo que, sumado a roces anteriores, propició una discusión entre su esposa y Quezada.
El tío de la detenida por la muerte de Gabriel también explicó que cuando trabajaba en el bar de Burgos, Ana Julia conoció a un hombre que había sido operado de cáncer de garganta y «consiguió que le diese aproximadamente 16.000 euros», hechos por los que «fue denunciada por la familia de este hombre y perdió el juicio».
Por último, al ser preguntado por el carácter de Quezada, indicó que se trata de una «persona carente de empatía, sobre todo con lo de la muerte de la hija, que lo contaba como a quien se le había roto un plato viejo. Fría, como sin sentimientos».