Con una deuda de casi 14 millones de dólares por unos equipos que un informe técnico sugiere no utilizar en futuras elecciones, la Junta Central Electoral se encuentra entre la espada y la pared, conminada a saldar la cuenta o a enfrentar un proceso de arbitraje, que hoy la institución dijo prefiere tratar de forma amigable.

Entre tanto los 48 mil dispositivos electrónicos, que costaron casi 40 millones de dólares, permanecen sin ventilación adecuada, cubiertos de polvo y hasta con excrementos de ratones.

Según el contrato, las partes se comprometen a realizar sus mejores esfuerzos para resolver en forma amigable los conflictos o desacuerdos que pudieran surgir, pero advierte que todo litigio relativo al contrato será sometido al Tribunal Superior Administrativo.